sábado, 18 de febrero de 2012

PRINCESAS

Todas, en algún momento de nuestra vida, hemos deseado sentirnos princesas.

No princesas de cuento. Pero sí sentir, en la mirada de esa persona, que somos princesas. Princesas cuando acabamos de levantarnos y el maquillaje rasga nuestros ojos, princesas cuando sonreímos con picardía desde el sofá porque hemos terminado con el tarro del helado, princesas cuando hemos tenido un mal día y nuestro aspecto no es el más adecuado… una simple mirada, puede hacernos sentir princesas en cualquier momento…

Hace unos meses, escuché una canción de Pol titulada “Buenos días princesa”, y la verdad es que entonces no me impacto mucho, me gustó sin más. Pero, desde entonces, la he buscado en varias ocasiones deseando escucharla.
Su letra, se repetía una y otra vez en mi cabeza.
Cuenta una historia que parece tan real… que por un momento, te hace sentir “princesa”.


“Siempre hay un poco de locura en el amor, pero siempre hay un poco de razón en la locura”.- Friedrich NIetzsche

martes, 7 de febrero de 2012

LA SOLUCION, ¿UNA CORAZA?...

Ayer escribí un borrador para una entrada de cuento, una entrada llena de princesas. Escuché una canción que me hizo recordar lo bonito que es sentirse princesa… Hoy sin embargo, no puedo compartir eso. Me siento mal. De hecho, hacía mucho tiempo que no me sentía así.

Hoy, ha venido a verme una persona buena, noble, responsable, comunicativa, con ganas de encarrilar de nuevo su vida y poniendo voluntad para ello y se ha encontrado con una voz firme y dura y un semblante serio, impasible…, un semblante que intentaba esconder unos ojos que lloraban a mares por dentro porque se me estaba partiendo el alma.
Se ha marchado sin un ápice de esperanza, nada. No he podido decirle que le íbamos a ayudar. No he podido… Se ha marchado y no quiero recordar nada de la conversación mantenida porque duele. Duele mantener una postura, para mi gusto, despiadada con personas a las que en el fondo admiro por su fuerza y su nobleza.

No sé durante cuánto tiempo podré seguir manteniendo esta lucha interna…
No sé cómo acabará…

domingo, 5 de febrero de 2012

DESCONOCIDO...

El día despertó muy frío. El invierno hizo su entrada de un forma brusca e inesperada, pero era enero, los termómetros algún día, tenían que bajar. Paso la mañana nerviosa, había dormido poco… En el trabajo, repasaba sus temas deseando que llegase el momento de leer ese maldito examen y ver si salía airosa del paso, -¡a estas alturas de su vida y con estos nervios!.-

Por fin, tras una mañana que le pareció interminable, puso rumbo al centro de exámenes. ¡Qué día tan desapacible! El viento llevaba su coche de lado a lado de la carretera, consiguiendo que los nervios y el mal genio que había acumulado durante la mañana fuese en aumento, ¡¡cómo es posible que haga tanto viento!!...

Cuando llevaba aproximadamente treinta kilómetros recorridos, miró por el retrovisor. Suele hacerlo a menudo, le gusta ver lo que viene por la espalda. En esta ocasión, no miró por sentirse en alerta, simplemente miró… una furgoneta blanca se aproximaba a gran velocidad, o eso le pareció. La adelantó, como otros muchos vehículos en ese mismo trayecto, y se colocó justo delante. El viaje cambió justo en ese momento. El viento pareció desaparecer de repente, sólo mantenía una velocidad constante que la furgoneta le marcaba para que no hiciese el viaje sola y se relajó.

Durante cien kilómetros, ambos vehículos viajaron juntos a la misma velocidad.

¡El desvío!.- había llegado a su destino y despidió de una forma tímida, secreta, a aquella furgoneta que posiblemente sólo pensaba en llegar a casa tras un duro día de trabajo y que, sin darse cuenta, había compartido su viaje con ella.

“A veces, todo fluye”.- Heráclito de Éfeso.

“Si me preguntas si me gusta tu compañía, la respuesta es sí. Sin embargo, si quieres saber si puedo vivir sin ti, la respuesta también es si...”.- Paulo Coelho