lunes, 19 de abril de 2010

RIGLOS, EL PLACER DE ESCALAR

Hace unas cuantas noches tuve una conversación interesante con mi chico sobre la pasión por escalar. Imaginemos el momento, noche tranquila después de un día de escalada en Cacín; 24.00h de la noche, luz apagada y la pregunta impertinente, ¿tú crees que me gusta escalar?... ¡vaya pregunta! La cara de Dani era todo un poema, y mi cabeza llevaba meses dándole vueltas al tema. A esas horas y tras debatir durante largo rato, no llegamos a ninguna conclusión interesante.

Este fin de semana, por fin, he hallado la solución a mi pregunta. El viernes marchamos a Riglos, nos esperaba una dura jornada de escalada para el sábado; 12 larguísimas horas “non stop”.
Fue increíble.
El ambiente inmejorable, da gusto ver a tantos competidores entre risas y apoyándose los unos a los otros a lo largo de todo el día. Verlos escalar por los Mallos, ¡impresionante! Todavía no entiendo cómo pueden escalar tan rápido. Los ganadores subieron por el Mallo La Visera ¡¡seis veces!!, nuestros chicos ¡¡cinco!! Parecían auténticos sputniks… Por nuestra parte, mi compañera de cordada (edelweys verde) y yo (edelweys azul) nos propusimos hacer dos vías, resultaron casi 10 horas de escalada pero conseguimos nuestro objetivo. Edelweys verde dio una clase magistral de superación personal y valentía, yo bajé de la última vía con una sensación de satisfacción total; conseguir llegar a la cima dos veces consecutivas… ¡increíble, pero cierto! Además las vías elegidas fueron todo un acierto, dos vías divertidas que nos exigieron el esfuerzo justo para dejarnos llegar hasta el final.

Así que, tras un día de escalada intensa, he decidido que sí me gusta escalar. Quizá la obsesión por encadenar y escalar deportivamente para ello me agobia demasiado y consigue desmotivarme; pero cuando únicamente se trata de escalar, leer cada movimiento, adaptar tu cuerpo a la roca y conseguir mimetizarte con ella, tener la sensación de que somos un único elemento…, sin movimientos bruscos, sin presión, sólo ascender, ascender… es genial!
Si a todo esto, le sumamos el hacerlo en Riglos, el día se convierte en una experiencia mágica. La verdad, es que no soy muy objetiva porque Riglos para mí es especial, el lugar me parece precioso y los mallos impresionantes. Merece la pena ir a conocerlo.

Gracias chicos por los ánimos y mil gracias a mi compi-runner por un día de escalada fantástico!!

“El mundo está en manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y de correr el riesgo de vivir sus sueños”. – Paulo Coelho

domingo, 4 de abril de 2010

ESCLAVO DE LA APARIENCIA

Podríamos ser cualquiera de nosotros. ¿Quién no se ha sentido en algún momento esclavo de su apariencia? Hay quien se siente así en algún momento de su vida, y hay quien llega a olvidarse poco a poco de quién es en realidad y se deja llevar por un estilo de ropa o aspecto físico, que le dicen cómo debe pensar. Pensamos en lo que somos, en lo que nos gustaría ser y en lo que finalmente creemos que somos.

Esclavo de la apariencia… podríamos ser cualquiera de nosotros y la verdad es que me dan ganas de explayarme en el tema…, pero en este caso, es el nombre de una vía de escalada, que bien merece una mención especial.
Hemos estado toda la semana disfrutando de unas merecidas vacaciones en Almería. ¡Qué ganas tenía de escapar de la ciudad y lo que la rodea! El destino elegido, gracias a nuestros queridos galleguiños, fue Cacín y tengo que decir que fue todo un acierto. Un lugar lejos de la civilización, tranquilidad absoluta y con un ambiente sano y divertido que se mantuvo durante toda la semana. La zona de escalada se encuentra a lo largo de un valle muy profundo, lleno de roca a ambos lados, cruzado por un riachuelo, que hace del sitio un lugar con encanto.
La escalada, para mi gusto perfecta, placa anaranjada, llena de regletas y roca muy adherente que consigue hacer bailar a cualquier escalador que decida probar cualquiera de sus “canciones”. Y ahí es donde conocimos “Esclavo de la apariencia”, sólo mirándola, ya apetece probarla. Una vía con regletas perfectas, movimientos preciosos y que como su propio nombre indica es esclava de su apariencia.
Una semana que me deja soñando con las próximas vacaciones…


“Cuando bailas, tu objetivo no es ir a un lugar determinado de la pista. Es disfrutar cada paso del camino”.- Wayne Dyer