viernes, 14 de octubre de 2011

Superación, divino tesoro

Mucho tiempo sin escribir, y de repente hace dos días hubiese escrito miles de cosas sobre los sueños, ayer le hubiese dicho miles de cosas a la luna y hoy, tengo un debate con mi nivel de exigencia que no me deja disfrutar todo lo que debiera de cada pasito que voy dando en el ámbito de la escalada.

La verdad es que últimamente mis días pasan sin más, nada me afecta demasiado… ¡ansiado equilibrio emocional, que me está matando!. Alegrías que se desvanecen en una sonrisa, problemas que se esfuman en un semblante serio y la vida sigue pasando… Aunque este equilibrio es algo que casi todo el mundo desea, siempre he dicho que las personas pasionales viven doblemente la vida.

Sin embargo, la escalada, ha conseguido, una vez más, sacar ese “desequilibrio” que venía buscando. Una vía preciosa, no muy larga, técnica e intensa, de mi máxima dificultad, que ha sacado el 100% de mí. Una vía que me ha dejado pelear y luchar, si mi nivel de concentración y entrega era total, y que me ha devuelto parte de las emociones que estos días estaban “dormidas”. El miércoles, hice esa vía. Pero, hasta ayer, no me sentía realmente feliz. No supe disfrutar de esa realización, que después del esfuerzo, los nervios y las ganas que puse en ella debería haberme hecho gritar de alegría. Y no supe, porque mi objetivo es conseguir vencer un miedo que se me apodera cada vez que me ato a una cuerda y que no puedo controlar; un miedo al que, el miércoles, volví a intentar plantar cara y que consiguió amedrentarme; un miedo irracional, que consiguió eclipsar un momento feliz. Hoy, descansada y tranquila, me siento bien. No voy a conseguir que ese miedo desaparezca de un día para otro, pero sí puedo seguir enfrentándome a él cuando la situación lo permita; y me gusta pensar que, algún día, ese miedo y yo nos complementaremos y dejará de ser un impedimento para que consiga disfrutar totalmente de la escalada.

Mientras tanto, seguiré disfrutando de esos momentos mágicos que algunas vías me van regalando, en los que la roca y yo nos fundimos en un baile lento, intenso y entregado, lleno de emociones, donde nos vamos conociendo poco a poco, hasta que llegamos a ser un único elemento…

“Sólo una cosa convierte en imposible un sueño: el miedo a fracasar”.- Paulo Coelho

“Dejamos de temer aquello que se ha aprendido a entender”.- Marie Curie

4 comentarios:

  1. -Mas vale tarde que nunca- El miedo te privo de la alegria en su momento,asi que la recompensa del exito se hizo esperar unos dias,curioso pero reconfortante y ademas,te hace entender que no hay monstruos en las vias.Enhorabuena por ese triunfo.
    Bonita imagen,preciosas ojas de intenso color y armonia con un fondo inconfundible que a su vez,bañadas de curiosas y graciosas formas que una vez guarde en la memoria para siempre,incluso podria cerrar los ojos y me dibujaran con tan solo palabras y hilo fino de viento para entender a primeras luces que se trata de Margalef :-))

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  2. Sí, es el "guardian" del sector la Finestra, jaja, lo ví tan tranquilo y vigilante en la noche, que no pude evitar echarle una foto.
    En cuanto a las vías, será todo un reto no hacer caso a los "monstruos" imaginarios en mi proximo proyecto ;). Gracias!

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  3. Debe ser genial poder escalar asi...


    Por cierto soy Pérfida
    Un saludo coleguita

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  4. Hola Pérfida! aunque tengo momentos de todo tipo, las veces que consigo concentrarme en la vía y aprender a disfrutarla, es genial; cada movimiento se adapta a la roca de la mejor forma posible y llega un momento en el que siento formar parte de ella. Sólo espero poder controlar algún día ese miedo que, muchas veces, consigue sacar lo peor de mí...
    Muchas gracias por tu comentario!!

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