
Este fin de semana por fin ha vuelto a ser el mismo de siempre, el sábado pude empezar de nuevo con mis proyectos en Alquézar y el domingo disfruté como una enana en Riglos. Nada mejor para levantar el ánimo que una sesión de Rigloterapia. La ascensión fue por una vía que ya había probado, pero agradecí volver a intentarla, la primera vez fue una ascensión “in extremis” con mi compañera de cordada “edelweiss azul” que nos costó casi, casi, sudores y lágrimas, sudores por lo menos… Esta vez estaba más centrada, fue la única vía del día, lo que me permitió ir más relajada y mi estado anímico era de euforia total, (¡¡mi dedo estaba funcionando!!) y por supuesto, mi compañero de cordada Valenzuela y todo su equipo me hicieron sentir genial, una ascensión marcada por el buen ambiente y las ganas de disfrutar de un día riglero.
No sé por qué cuando las cosas no van bien, me siento triste o hay algo que me preocupa, elijo como destino para los días de descanso Riglos. Tiene algo mágico que me hace sentir bien y vuelvo a casa con la sensación de que todo ha pasado, que los problemas han desaparecido; aunque posiblemente tras esa visita lo que ha cambiado es, únicamente, mi percepción del problema.
"Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica. Esa fuerza es la voluntad." (Albert Einstein)
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