Se termina el año y llegan las
fechas en las que nos cargamos de buenos propósitos y hacemos balance del año
que se va; “en general fue bueno, o podría haber hecho otras cosas, o no ha
sido como me esperaba, o ha sido un año fantástico, o… “ de repente 365 días
pasan como estrellas fugaces por nuestra cabeza.
Yo, aunque nada ha cambiado,
tengo ganas de que termine y dar inicio a un nuevo año que me gustaría
estuviese lleno de nuevas etapas, de historias diferentes y de objetivos que
llenen la vida de ilusión; así que tendré que ponerme a ello…
Mi balance final, ha sido
positivo, siempre lo es. Aunque este año ha sido positivo por lo que he
aprendido en global. Demasiadas tensiones emocionales en todos los aspectos que
forman mi existencia, hacen que me pregunté si realmente la vida es tan
complicada?? Y no, no lo es. Emocionarse a cada segundo es fantástico, sentir
cada momento como si fuese el último y aprender a disfrutar de todos ellos.
Pero la mente tiene que ir orientada a eso, a disfrutar. A veces, las personas
tan “emocionalmente activas”, tendemos a dejarnos llevar por tantos
pensamientos erróneos que esas emociones se vuelven contraproducentes y nos
hacen daño. Yo este año, me dejé llevar demasiado… y echando la vista atrás,
siento que por fin he encontrado mi sitio, que hay una filosofía de vida y una
pasión que me lleva, que libera mi mente y que me da tranquilidad cuando no la
tengo y, no la he sabido disfrutar…
El otro día leí un artículo de un
marinero, un apasionado del mar que no podía alejarse de él. Daban igual las
inclemencias del tiempo o los malos momentos; su peor momento en el mar, era su
mejor momento en la tierra y le entendí. Nunca me había sentido así, pero en
este último año la escalada ha ganado ese espacio que le corresponde en mi
vida.
No hablo de subir paredes… hablo de aprender a estar solo, de esfuerzo,
de autoconfianza, de superación, de abrir la mente constantemente a nuevos
lugares y situaciones y todo ello, dentro de una enorme sensación de Libertad.
Así que, no sé que me deparará el
destino…, pero sí aprendí, que la vida pasa y que, afortunadamente, somos
nosotros mismos quienes podemos transformar momentos regulares, en experiencias
positivas. Así que intentaré seguir viviendo
al máximo lo que más me apasiona y aprender a disfrutar de cada experiencia y
cada persona que decida compartir uno de sus segundos conmigo, sin pensar, sin
juicios anticipados… simplemente vivir.

"Hay que vivir como se piensa, si no se acaba por pensar como se ha vivido".- Paul Charles Bourget