
Intento no darle importancia a esta nueva sensación porque estoy segura de que pasará pronto y de que dentro de unos días, esa misma ventana me proporcionará el aire y la libertad necesaria que buscaré al asomarme a ella, pero tras unos días de vacaciones en un valle precioso del pirineo como es Pineta, sentir algo así al asomarse a una gris ventana es algo inevitable.

El resto de los días los pasamos en el valle de Pineta. Allí la energía se percibe con una fuerza insospechable, el valle desprende magia y es un lugar que me encanta visitar y disfrutar. Días de escalada descubriendo que las vías desplomada
s también tienen su encanto…, paseos preciosos, y ¡cómo no! Con semejante calor acompañándonos día y noche, casi todos los días tocaba bañito en la poza o día de piscina.

Como siempre, tras unas vacaciones en las que consigo relajarme tanto y evadirme del mundo real durante unos días, mi cerebro me advierte de que la vuelta al día a día debe ser progresiva: seguir disfrutando del tiempo libre como si las vacaciones no hubiesen cambiado, aprovechar cada momento que proporcione relajación y alegría y esbozar de manera casi continua, una pequeña sonrisa… y sobre todo, comenzar a soñar con las próximas vacaciones.
"El tiempo es una de las pocas cosas importantes que nos quedan" .- Salvador Dalí.