martes, 1 de febrero de 2011

A TRAVES DEL ESPEJO

Se acercaba el fin de semana y lo esperaba con tantas ganas que esos últimos días se hicieron interminables. Fueron días de estrés continuo, por un lado el trabajo que siempre le deja esa sensación de vacío interior, es una lástima que ya incluso empiece a acostumbrarse… por otro, las ajetreadas tardes de un lado para otro, acompañando durante al menos unas horas, a quienes buscan la soledad como compañera; el caso es, que su vida, empezaba a no ser posesión suya y necesitaba volver a coger las riendas. 48 horas por delante sólo para disfrutar, como siempre, de la persona que camina junto a ella, de la compañía de tantas personas especiales y las llamadas para sentir la voz de las que no puede ver y, por último, de algún lugar tranquilo, con un paisaje invernal que le transmita la calma y sosiego que le falta durante la semana.

Por fin llegó el viernes, ¡ansiado viernes! Y descubrió, al caer la tarde, que los nervios habían desaparecido por completo, “esto sí es eficacia” – pensó. La noche se presentaba bien, un grupo de amigos que se reúnen y… gracias a esa tranquilidad repentina, volvía a ser la misma persona de siempre. Descubrió esa noche que detrás de las miradas, estaban ellos, siempre estaban allí.
Siempre había creído que las personas, generalmente se ausentan… que aunque físicamente estén ahí y se hable con ellas, en la mayoría de las ocasiones son sólo eso, una presencia física, pero esa noche no, ellos estaban ahí, así que había que aprovecharlo.

El resto del fin de semana, pasó rápido… entre momentos de calma y soledad y momentos de una gran actividad social. Es una persona tranquila, en muchos casos insegura, quizá por eso disfruta tanto esos momentos de soledad, íntimos, en los que nada le preocupa; pero por otro lado, el ser humano le fascina. Un ser que es capaz de enseñar miles de cosas, de transmitir un sinfín de sensaciones y de crear con tanta facilidad… cada minuto que pasa con un ser humano, es una clase que debe aprovechar para aprender todo lo posible porque, incluso personas que conoce desde hace años, nunca dejan de sorprenderla. Esto la llevo a terminar el fin de semana acompañada de nuevas personas, que le enseñaron a olvidarse del ridículo y dejarse llevar por una pista helada sobre unos patines que no podía controlar. “Tampoco es tan mala la sensación de dejarse llevar de vez en cuando y no tener la situación controlada, ¿verdad?, incluso podría decir, que resulta divertido…” -Fue un fin de semana diferente y así es como me lo ha contado. Podría haber sido mi fin de semana tranquilamente, pero no ha sido así. Es el fin de semana que me ha contado una gran amiga… a través del espejo.

“A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante” .- Oscar Wilde.

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